Seleccionar página

Autoconocimiento: la herramienta definitiva para superar tu miedo a hablar en público

Temblores, palpitaciones, mente en blanco, sudores, sequedad de la boca, ansiedad…

¿Estás a punto de morir?

No, en realidad son síntomas, en forma de reacciones físicas o psicológicas, de una misma causa que adopta varios nombres:

  • Miedo a hablar en público
  • Miedo escénico
  • Pánico escénico

Incluso tiene una definición bastante más técnica; glosofobia…¡uf! que mal suena.

Estas reacciones pueden desatarse en tu cuerpo en cualquier situación en la que tengas que expresarte ante una audiencia, desde un abarrotado auditorio hasta una escueta reunión de trabajo.

Seguro que sabes de lo que estoy hablando.

De acuerdo, pero, ¿cómo puedo superarlo?

Este es el relato de un proceso de reflexión y autodescubrimiento, el mio. Nada académico, cero dogmático y basado simplemente en mis experiencias.
La bitácora de un viaje que espero te sirva de brújula en el tuyo.
Será una aventura densa y profunda, casi Julio Verniana, porque viajarás directo a las profundidades de tu ser, haya donde radica tu miedo a hablar en público.

Prepárate para conocer ese miedo, enfrentarte a él y descubrir las herramientas para hacer que poco a poco se desvanezca, y aunque ahora mismo te parezca una utopía, llegue un punto en el que disfrutes como un niño al subirte a un escenario y comunicar tus ideas.

¿Preparado?

En serio… ¿cómo puedo superarlo?

Muchos métodos pueden paliar los síntomas mencionados, por ejemplo, realizar ejercicios de respiración o meditación para reducir la ansiedad a hablar en público.

Sin embargo, si quieres encontrar soluciones consistentes y duraderas, tienes que pasar por reflexionar e interiorizar la información proveniente de hacerte la pregunta del millón:

¿Por qué tengo miedo a hablar en público?

En esencia, hablamos de pensamientos que generan reacciones físicas y/o psicológicas.

Estás sentado en una silla, perfectamente relajado, alguien dice tu nombre y te toca exponer.

Una simple palabra basta para que un maléfico duende parezca haberse apoderado de tu mente y se desencadenen unas reacciones en tu cuerpo a la altura de correr una maratón.

Son reacciones irracionales, la más primitiva de las partes de tu cerebro entiende que existe una amenaza hacia tu supervivencia y pone en marcha todos sus mecanismos para luchar o huir.

La cuestión es:

¿Cómo convences a ese cerebro irracional de que se está excediendo al medir esa “amenaza”?

Utilizando tu cerebro racional. Simple de decir, no tanto de ejecutar.

Se trata de dotar de herramientas a tu cerebro, para que pueda calmar las acometidas de esos “secuestros emocionales” que padeces cuando te expones a hablar en público.

El consejo definitivo

Nuestro tiempo escasea, y cada vez somos más amigos de los consejos que den resultados cortoplacistas para solventar nuestros problemas diarios.

De los cientos de consejos que se pueden dar para reducir los síntomas producidos por el miedo a hablar en público, el más importante suele pasarse por alto por parecer denso o complicado.

Es aquel que dice;

Conoce el origen de tu miedo a hablar en público.

Llevar a la práctica este consejo cuesta, porque en realidad se trata de realizar un ejercicio introspectivo que te aporte respuestas sobre por qué piensas como piensas y reaccionas de esa forma.

Estoy hablando, en mayor o menor medida, de pasar por un proceso de autoconocimiento.

Este puede ser largo, trabajoso y en ocasiones cruel, ya que supone indagar en rincones algo oscuros de ti mismo.

Sin embargo, es un ejercicio honesto y muy aconsejable, ya que persigue dar respuesta a las grandes preguntas que todos nos hacemos en algún momento de nuestras vidas.

Por dónde comenzar un proceso de autoconocimiento para superar el miedo escénico

Si estás interesado en iniciar un proceso de este tipo, una primera herramienta que te recomendaría es el eneagrama, que es un sistema para catalogar personalidades.

El periodista Borja Vilaseca tiene un libro muy ameno que a mí me resultó tremendamente revelador; El Principito se Pone la Corbata.

Y si quieres ir aún más allá el profesor Claudio Naranjo es tu hombre.

En procesos de estas características, aparecen elementos de forma recurrente (que casi siempre parten del miedo) y que identificas en ti mismo para explicar muchos de tus comportamientos, principalmente los limitantes.

En lo referente al miedo a hablar en público, dos de esos elementos son especialmente relevantes:

  • Ego
  • Vulnerabilidad

Ego

Este es un término que se interpreta de formas muy diferentes.

Muchas veces se duda sobre si se trata de algo positivo o negativo, en definitiva, si alimentar el ego favorece el desarrollo del potencial de las personas, o todo lo contrario.

La definición que yo encuentro más explicativa es la siguiente:

El ego son pensamientos que usurpan nuestra verdadera identidad.

Ni bueno, ni malo, los expertos hablan de que es una parte de nosotros con la que tenemos que aprender a convivir. Muchas veces nos ayudará a lograr nuestras metas, y en otras ocasiones hará todo lo posible por boicotear nuestros sueños.

Como mínimo cabe reconocerlo, solo por esa capacidad que tiene de limitar el desarrollo de tu potencial obstaculizando que emerja tu parte más auténtica o esencial.

El ego nos incita a adoptar máscaras (formas de ser), que te llevan a mostrar una imagen de ti, que persigue agradar a los demás u obtener su aprobación.

Un ejemplo del ego puede ser el derivado del perfeccionismo. Tratar de que parezca que todo lo que haces lo haces perfecto y que no cometes ningún error.

Esto te puede llevar a no querer dar un paso más allá de tu famosa zona de confort, por el miedo a fallar y mostrarte imperfecto.

Existen infinidad de autores que tratan este tema fundamental.

Eckart Tolle es un referente que ha escrito libros profundos pero de lectura factible, como El Poder del Ahora.

Ego y el miedo a hablar en público

Aprender a hablar en público de forma efectiva es un proceso en el que se falla, y donde el nivel de exposición es inmenso.

En el ejemplo anterior, son evidentes las consecuencias de no estar dispuesto a salir de tu zona de confort solo por el hecho de mantener una imagen de ti mismo.

Uno de los principales efectos si hablas en público desde el ego, es que limitarás tu creatividad y no permitirás que emerja tu mensaje más auténtico.

Vulnerabilidad

Si no conoces a Brene Brown, en cuanto termines de leer este post y te suscribas a mi newsletter para que te envíe estos artículos directos a tu bandeja de entrada…
…corre a comprarte alguno de sus libros, al menos; Frágil: ¿Qué te atreverías a hacer si el miedo no te paralizara?

Es una autora cuyo trabajo me ha parecido increíblemente revelador y que creo que si quieres indagar sobre tu miedo a hablar en público debes leer.

Brene habla de que la vulnerabilidad es básicamente incertidumbre, riesgo y exposición emocional.

El problema es que nuestra sociedad demanda por un lado creatividad y por el otro nos muestra como figuras de referencia personas con perfiles inalcanzables:

 

  • Seguros de sí mismos
  • Firmes en sus decisiones
  • Que no muestren sus debilidades, es decir, que no parezcan vulnerables.

Vulnerabilidad y el miedo a hablar en público

Con el peso acumulado de esas creencias, te lanzas hacia una de las experiencias que tiene mayor potencial de mostrarte vulnerable…hablar en público.

Equivocarte o quedarte en blanco delante de una audiencia te expondría de tal forma que te mostrarías completamente vulnerable y esa incertidumbre genera grandes dosis de ansiedad.

Última oportunidad ¿Qué puedo hacer para lidiar con todo esto?

De acuerdo, si has llegado hasta aquí creo que te lo has ganado, pongámonos prácticos:

1- Introduce consciencia

Es la madre de todos consejos relacionados con el autoconocimiento.

Casi cualquier filosofía, religión o credo que hable de introspección concluye que la consciencia es la clave para conseguir modificar actitudes.

Básicamente se trata de darte cuenta de lo que está pasando por tu mente en cada momento, y reconocer aquellos pensamientos que puedan ser limitantes lo antes posible, para tratar de modificar (o controlar poco a poco) tus reacciones.

En el caso de hablar en público, la consciencia te ayuda a descifrar porque te está pasando lo que te está pasando, es decir, porque te tiembla la voz, te resulta imposible concentrarte o te entran esos sudores en cuanto te plantas delante de una audiencia.

Entender ese porqué proviene de hacerte preguntas y llegar a conclusiones.

TIP: Observa y anota esos síntomas que aparecen antes de tenerte que expresar delante de una audiencia, de forma objetiva, sin juzgarlos.

Esto te ayudará a poner el foco en ellos, reconocerlos y ser consciente de que están ahí y que no pretendes huir de ellos, pero sin añadir drama.

Simplemente mira tus manos temblorosas o tu corazón latiendo al ritmo de un atleta de elite y no los juzgues.

Yo he llegado al punto en el que pienso casi de forma jocosa: mira, que curioso, parece que me va a dar un infarto.

Pero trato de no dar más importancia a ese hecho de la que tiene, para que mi mente no empiece a construir pensamientos catastróficos, anticipando, por ejemplo, que me voy a desvanecer en pleno escenario.

El miedo a hablar en público y yo

En mi caso, he llegado a la conclusión de que mi miedo a hablar en público tiene mucho que ver con mostrarme vulnerable.

El ego me lleva a alimentar una imagen de mí mismo que habla de que todo lo tengo que hacer perfecto para obtener la aprobación de los demás, y hacer algo mal y ser visto me produce una profunda vergüenza.

Es lógico pensar que mostrarme delante de varias personas y ser el centro de atención puede ser entendido por mi ego como una verdadera situación de riesgo.

Darme cuenta de ello (introducir consciencia) me tranquiliza. Me hace pensar que haber entendido el origen de ese miedo es el primero de otros muchos pasos que daré en la correcta dirección.

¡Espera!

Si has llegado hasta aquí te imagino mega-interesado y asintiendo con la cabeza constantemente.

Pero esto está siendo largo, así que vamos a tomarnos un respiro y ponernos más prácticos aún.

Hazte un té o un cafecito y coge papel y boli (si, ponerte en “modo analógico” es importante), ahora siéntate tranquilamente en tu rincón preferido y responde a cada una de estas preguntas:

  • ¿Por qué tengo miedo a hablar en público?
  • ¿De dónde proviene ese miedo?
  • ¿Qué es lo que temo realmente?
  • ¿Qué siento exactamente antes, durante y después de mi intervención?

Y esta me parece especialmente tranquilizadora:

  • ¿Qué es lo peor que puede pasar si fallo?

¿Listo?…welcome back.

Respecto a la última pregunta, en serio, este mundo es un desastre en muchos aspectos, y si estás leyendo esto es que oficialmente entras en la categoría de “privilegiado”.

Por más que trates de convencerte, lo peor que puede pasarte si te quedas en blanco hablando en público es una verdadera minucia en términos de la humanidad.

El sol saldrá mañana, y nadie se acordará de “tu drama”.

Aun así, coincido contigo, lo mejor es evitarlo a toda costa…

2- Sé más autocompasivo

Ser tu peor enemigo no te ayudará mucho al enfrentarte a tu miedo a hablar en público, más bien todo lo contrario.

Comentarios como; ¡que tonto soy!, o ¡cómo te has quedado en blanco idiota!, tan solo elevan tu nivel de ansiedad y expectativas de cara a la próxima vez que hables en público.

Lo que hayas hecho, bien hecho está.

Hablar en público es una habilidad que se desarrolla con la práctica…¡que demonios!, haber practicado una vez más siempre habrá supuesto acumular “horas de vuelo”, aunque te hayas quedado en blanco en mitad de tu discurso.

A lo largo de estos años he encontrado mucha gente que lo pasa mal y aun así se expone voluntariamente para mejorar y superar ese miedo.

Teniendo en cuenta lo desagradable de los síntomas que se producen al sufrir pánico escénico, exponerse a hacerlo es proporcionalmente uno de los actos de mayor valentía que he presenciado en mi vida, son auténticos héroes, y tú cada vez que hablas ante una audiencia también.

Ahora que sabes lo que es la consciencia… ¡se consciente de ello!

TIP: Utiliza esa consciencia para darte cuenta de esos comentarios destructivos que te haces a ti mismo, y modificalos.

Cada vez que pienses; ¡que tonto soy!, piensa; podía haberlo hecho mejor, pero nada tiene que ver conmigo como persona, sino con esa actividad en concreto.

3- Aprende de tus errores

Un error cometido del que nada se aprende es una oportunidad de evolucionar perdida.

Una vez más este punto va vinculado con la necesidad imperiosa de introducir consciencia en nuestra vida.

¿Te has quedado en blanco en medio de un discurso?

1- No te martirices y aplica la autocompasión
2- Analiza el porqué

Seguramente existe una razón bastante más técnica de lo que crees para explicarlo, y probablemente en muchos casos tiene que ver con no haber preparado o ensayado suficientemente tu ponencia.

Este es un proceso por el que yo estoy pasando ahora mismo.

He leído y escuchado mucho sobre las bonanzas de cometer errores, y lo proclamo abiertamente como método de aprendizaje.

Sin embargo, hace poco me di cuenta de que he estado procesando mis errores parecido a como lo había hecho toda mi vida, es decir, queriendo que el desasosiego de haber fallado pasara lo antes posible, sin reflexión alguna.

Si no recapacito, no sacaré ninguna conclusión que me lleve a aprender para ocasiones posteriores.

TIP: Haz un registro de errores, una simple tabla en un documento con dos columnas que diga: Error y Aprendizaje.

Tu cerebro empezará a asimilar que ahora te das cuenta de tus errores, y que quieres hacer algo más con esa información.

Es la magia de la consciencia.

4- Atrévete a mostrarte vulnerable

Mostrarnos vulnerables nos conecta con otros seres humanos.

Cuando alguien se expone y enseña su lado más vulnerable, automáticamente se enciende en nosotros el piloto de la compasión y la empatía y nos sentimos cercanos a esa persona.

Hablar en público tiene un efecto terapéutico. Si encuentras un espacio confortable para hablar en público de forma regular (Toastmasters Bilbao lo es para mí), puedes ir practicando a mostrarte vulnerable progresivamente.

En todo caso, cualquier discurso es bueno para añadir un toque de vulnerabilidad, por ese vínculo  directo que generará con tu público.

TIP: Puedes empezar contando una historia sobre lo perfeccionista que eres y las consecuencias que ello tiene en tu vida diaria, o ir más lejos y hablar sobre las limitaciones que te supone buscar constantemente la aprobación de los demás.

Pero que sea una historia honesta, interesante y preparada, no tiene nada que ver con empezar un discurso con el clásico:

Perdón, yo es que lo paso muy mal hablando en público.

¿Realmente esto funciona?

El siguiente es un ejemplo en el que un auditorio de cientos de personas se rinde a un discurso que técnicamente es muy limitado, pero en el que la dosis de vulnerabilidad expuesta por la ponente es tan grande y real que la conexión que se genera con su audiencia es brutal.
¿Que tierna, verdad?

Si hablar en público es conectar con la audiencia, mostrarnos vulnerables es el truco definitivo para conseguirlo.

¡Vaya, menudo viaje! Creo que es momento de parar y descansar para digerir todo lo leído, porque mañana te tocará seguir caminando.

Definitivamente, esto es solo un constante caminar, sin destino definido, donde lo importante es el camino que andas y lo que aprendes al hacerlo.

Te toca viajero…

¿Qué has aprendido sobre ti mismo al hablar en público?

Artículos, gratis y directos en tu bandeja de entrada, los lees y aprendes a comunicar mejor ¿te animas?